Mi vieja Canonet

Cuando mi padre me dijo que tenía una cámara de fotos suya para mí, que llevaba guardada treinta y cinco años y que la dejó de usar porque nunca supo manejarla a pesar de que le costó en su momento un dineral, me propuse usarla por mí y por él y me inundaba la ilusión de recibirla. 

Me alegraba recibir un legado tan simbólico y no necesariamente valioso. Cuando cayó en mis manos la vieja Canonet QL XVII comprobé que el obturador funcionaba perfectamente y la pila del fotómetro estaba gastada sin sulfatar, aunque me temí lo peor cuando observé que la lente presentaba una ramificación enorme de hongos, así como en el espejo del telémetro. Internet, que reúne tanta información fiable como inservible me hizo pensar que el aparato no volvería a conocer un carrete.


De eso hace dos años. Lo que ha ocurrido entre tanto es lo de menos.

La persona a la que he confiado la cámara me ha comunicado hoy mismo que en unos minutos me la devuelve por mensajería completamente arreglada y lista para ser usada como si fuera a estrenarla. Alegría es poco para describir lo que siento.

Y es que en el mundo hay gente buena que no se hace notar, porque lo bueno hace poco ruido. Al preguntarle un número de cuenta para ingresarle el importe de su trabajo me ha dicho que no es nada, que le he hecho pasar un rato entretenido en cosas que le gustan y algo así como que el favor ha sido mutuo. Da gusto encontrar gente así por la vida, aunque a uno se le queda cara de tonto por no saber cómo compensar tanta amabilidad.

La ansiedad por recibir la cámara y el enorme gesto de generosidad de este señor son una forma magnífica de comenzar la semana.

Como decimos por el Sur, ¡Ole la gente buena!

3 comentarios:

Angel Corrochano dijo...

Si señor, tienes toda la razón. Y estos momentos bien vale el tiempo que perdemos en Internet. Me imagino el subidón al recibir algo tan valioso sentimentalmente hablando, aunque en realidad ese es el valor verdadero, ¿no te parece?.
Joer Andrés ya hacía tiempo cunnus. Me alegra volver a pasar por tu patio.
Un abrazo fuerte

ercanito dijo...

Pues sí, Ángel, supuestamente me lleva estar tarde el aparato y ha sido un alegrón enorme. Tendré que buscar algún modo de recompensar su generosidad aprovechando que tengo su dirección. Y contaré qué tal llega.

El tiempo de Internet... dichoso tiempo.

Un abrazo Ángel.

Juan Carlos dijo...

Ahora sólo falta encontrar carrete y un laboratorio bueno para revelarlo. ¡Qué gusto da encontrarse con quien sepa, quiera y haga estos trabajos! Suerte la tuya y que la disfrutes.
Salu2