David contra Goliat, por Tino Soriano y Jordi Rovira


Vi un vídeo de fotos tomadas por Tino Soriano en 1992 sobre el cáncer infantil ("El futuro existe"). A veces pasan cosas intrascendentes para la mayoría pero que agita la conciencia y la sensibilidad de otros; ese vídeo lo hizo conmigo. Ya sabía de sus fotos, reportajes, premios e implicación con el prestigio y estatus de la fotografía, e incluso tuve el placer de conocerle en persona el verano pasado cuando quedamos para que me firmara un ejemplar de su último libro, Foto a foto.


Cuando llegué a esto de la fotografía ignoraba por completo la dimensión que tomaría esta afición mía, y hoy no salgo de casa sin el matrimonio que forman mi cámara y el 50mm. La razón por la que siempre voy cargado de un mínimo equipo fotográfico es porque soy consciente de que la fotografía es un nexo con el mundo, que da vida, además de ser útil para registrarla. Mirar y mirar es una obsesión, y los tres o cuatro temas que rondan siempre mi cabeza están presentes en la búsqueda de algún registro que llevar a la tarjeta de memoria. La cuestión es qué fotografiar, qué vivir, en qué implicarse... Tino y Jordi han dejado clara su elección.


Durante mi niñez el cáncer infantil hizo presencia en mi familia, y no precisamente para terminar bien. Una prima hermana contrajo leucemia con dieciséis años y tras veinticuatro meses de intensa lucha perdió la batalla. Yo tenía quince, y aquello me dejó marcado. Vivíamos muy alejados y enferma pude verla si acaso un par de veces, de modo que el tema sigue rondado en mi cabeza. Quizás por esto, cuando leí que Tino Soriano, aquel fotógrafo que me conmoviera con las fotos de "El futuro existe", volvía a publicar sobre este tema tan delicado, y que la plusvalía íntegra que generasen las ventas iban a parar a la Fundación Enriqueta Villavechia que apoya a todos los estamentos implicados en la lucha con la enfermedad, supe que tenía que comprarlo.

¿Qué dice el libro? ¿Desde qué prisma nos habla? ¿Es duro?


La narración corre a cargo de Jordi Rovira, un periodista que lleva bastantes años dedicado a la  comunicación. Se nota. A pesar de los numerosos tecnicismos de la materia, el lenguaje es llano y el mensaje de cada frase está absolutamente alejado de todo elemento morboso. Tras la lectura uno se percata de que el objetivo era dar a conocer la realidad de los niños oncológicos y de eliminar barreras sociales que separan a los pacientes del resto del mundo. Así, se dedica un capítulo a los pilares fundamentales de la lucha contra la enfermedad, pero desde el lado más humano. Familiares, enfermeros, médicos, maestros, voluntarios, psicólogos... y naturalmente los niños. Afortunadamente, no me he encontrado un libro como los que describe gráficamente Sergio del Molino.


La diferencia del tipo de libros de oncología infantil a que se refiere Sergio y éste quizás esté relacionada con el público al que va dirigido. Si bien pueden existir un montón de publicaciones para padres y familiares angustiados por el diagnóstico, el libro del que os hablo va dirigido a un público más general, a los afortunados que no conocen casos de cerca.  David y Goliat no es un libro médico, ni científico, ni clínico, ni trata de disminuir el dolor de los afectados; David y Goliat es un libro de vida, de experiencia, de sensibilidad...,  nos sitúa en el mundo, para que seamos conscientes de cómo y dónde vivimos.


La prosa está a la altura de la imagen y viceversa, porque ese modo de afrontar la redacción de un libro así casa perfectamente con la fotografía cálida, espontánea y humanista de el fotógrafo de la National Geographic Society. Narrativa visual que recoge con ternura y empatía la cotidianidad de la infancia y adolescencia oncológica, registrando la transparencia de los rostros, mostrando el estado psicológico y anímico de los protagonistas como si él no estuviera allí con una cámara; como si también él fuera transparente.


Ésa es virtud en toda su obra, y no es fácil conseguirla ni dentro de la propia familia. Por eso, tanto si te gusta la fotografía como si quieres contribuir a un buen propósito... tanto si quieres echar de tu lado la ignorancia en estos temas como si deseas deleitarte del trabajo hecho con el corazón... debes comprar el libro.


A continuación os dejo este fragmento del libro, con un texto sublime de Jordi Rovira:

"Ésta le sonríe y se arregla el pañuelo negro, decorado con margaritas y mariquitas, que cubre su cabeza sin pelo. En ese preciso instante, dos payasos hospitalarios entran en la habitación. Ellos son los encargados de aportar un poco de alegría a los chavales enfermos. Su presencia es habitual en Oncología Pediátrica, donde forman parte de ese entorno diferenciado, propio, que define el mundo de los niños con cáncer. Uno de los payasos simula estar enamorado de Mónica y le pide matrimonio. Ella accede y la payasa que lo acompaña formaliza el enlace. La improvisada boda consigue, en pocos segundos, que la enfermera y la joven se rían de la absurda situación". 

Fotografías de Tino Soriano (©).

6 comentarios:

Juan Carlos dijo...

No conocía el libro pero si conozco a los profesionales que trabajan en hospital infantil ¡qué duro es su trabajo y cuánto amor y profesionalidad derrochan! voy a ver si pillo el libro. _Gracias por dármelo a conocer.
Salu2

ercanito dijo...

No te arrepentirás, Juan Carlos. La causa bien lo merece.

Angel Corrochano dijo...

Una gran entrada Andrés, llena de fuerza, llena de vida. Seguro que bien merece la pena ese libro que comentas. Pasaré por el Fnac a ver si lo veo.
Un abrazo

Ripley dijo...

Ercanito, no he podido leer esta entrada, me pilla demasiado de cerca pero queria que supieras que pase por aqui.

un abrazo amigo

ercanito dijo...

Gracias por las huellas.

Ánimo Ripley, espero que todo vaya bien.

Silvia dijo...

Llega al corazón. Precioso