Inconclusiones en voz alta


Reeditando y trasteando algunas fotografías para enviarlas a imprimir no dejo de dar vueltas al uso que hacemos de ellas. Hace tiempo compartí en Mi retina una cita de Susan Sontag (que copio más abajo) a propósito del consumo de fotos que hacemos (y vemos hechas por otros) y lo rápidamente que necesitamos hacer-consumir la siguiente, cuando una de las características de la imagen fija es la generosidad de dejar que sea el observador el que decida libremente el tiempo que pasa observando cada una de ellas. Pese a ello, ¿Qué tiempo le dedicamos a contemplar fotografía? ¿Cuánto a cada una? ¿En cuanto tiempo repasamos las novedades en las listas de blogs favoritos? ¿Cuánta atención prestamos a cada foto? ¿Qué esperamos de ellas? 

Forzado por las inmisericordes obligaciones que además se reproducen cada día, voy dándome cuenta de la importancia de economizar el tiempo en general, y el que le dedicamos a la fotografía en particular. Ya que no vamos sobrados de minutos qué menos que explayarnos en los buenos contenidos y ser más certero en las búsquedas. Algunos pensarán que para un rato de diversión que tienen no van a caer en dogmatismos, pero lo que me planteo no es disfrutar menos sino más, porque dejar que nuestros ojos correteen sin prisas por el perímetro de una buena imagen puede entretenernos y cultivarnos más que cien horas de "pase de diapositivas". 

Mientras voy seleccionando qué fotos pasarán por el laboratorio vuelvo a la misma inconclusión: siento necesidad de compartir sin saber cuál es la finalidad; no entiendo porqué hago pública una foto en facebook o aquí mismo si ni siquiera me motiva conseguir audiencia; no sé qué motiva que guarde con recelo ciertas fotos y otras no; no sé hasta qué punto desvirgamos y desvirtuamos una fotografía al arrojarla al vasto mundo de la Red...

Como dice la paráfrasis, sólo sé que no sé nada, y así ando ando en un mar de dudas entre estas dos inteligentes consideraciones: 

1. "La razón última de la necesidad de fotografiarlo todo reside en la lógica misma del consumo. Consumir implica quemar, agotar; y, por tanto, la necesidad de reabastecimiento. A medida que hacemos imágenes y las consumimos, necesitamos aún más imágenes; y más todavía. Pero las imágenes no son un tesoro por el cual se necesite saquear el mundo; son precisamente lo que está a mano dondequiera que se pose la mirada. La posesión de una cámara puede inspirar algo semejante a la lujuria. Y como todas las variantes creíbles de la lujuria, nunca se puede satisfacer: primero, porque las posibilidades de la fotografía son infinitas, y segundo, porque el proyecto termina por devorarse a sí mismo". Susan Sontag.

2. "La fotografía es algo maravilloso que debemos tomarnos en serio porque por su naturaleza es fácil vulgarizarla. Debemos respetar nuestras fotos, cuidando cómo, cuándo y a quién se enseñan". José Manuel Navia.

Sinceramente, lo que me apetece es colgar en un tendedero las fotos que estoy preparando y montarme una exposición permanente en el sótano de casa, y así verla cómo y cuando quiera. 

7 comentarios:

Juan Carlos dijo...

A mi me gusta remolonear mientras contemplo una buena fotografía; como la música, la pintura, la comida, no son cosas que haya que disfrutar deprisa si no todo lo contrario. Creo que eso de que "la fotografía es algo maravilloso..." tiene más razón que un santo.
Salu2

Angel Corrochano dijo...

Sin duda vivimos en una sociedad de consumo llevada al extremo. La fotografía es parte de esa dinámica, y la fotografía como tal, especialmente con la llegada de lo digital ha entrado en otra etapa, algo nuevo y diferente a lo que era y que afecta en la manera de usarla, hacerla y consumirla.

Efectivamente, la fotografía ha evolucionado desde un primer momento en el cual se le otorgó el papel de índice de la realidad, hasta los momentos actuales, donde lucha entre sobrevivir como notaria de la verdad o bien como representación subjetiva más propia del arte. Y esa evolución ha acompañado a la de la sociedad, pasando de ser objeto de culto, de representación, al de verdad absoluta y de ésta al puro consumismo.

Navia es uno de mis fotógrafos españoles preferidos, sigo su trayectoria desde hace bastante tiempo, pero como todos los profesionales (unos más en la elite que otros) no han sabido ni saben adecuarse a una sociedad (y con ella sus valores) en plena descomposición, que evoluciona muy rápidamente engullendo todas sus principios culturales. Quizás no sea posible esa adaptación, yo no lo sé.

¿Qué valor tienen pues?, ¿qué esperamos de ellas?. Objetivamente lo mismo que de cualquier otra manifestación artística como parte del bagaje cultural de una sociedad, es decir que sirva al ser humano. Pero la realidad es bien diferente, no tienes más que ver el panorama social, político y cultural: ¿donde está esa búsqueda de respuestas?. Y no, no me sirve el fotoperiodismo, ya que como bien apuntas, las fotografías son objetos de consumo por una inmensa mayoría, ya no quedan en la memoria, apenas trascienden fuera de su ambiente.

Hago más preguntas de las que respondo, igual de eso se trata de preguntarnos el ¿porqué?, ¿cómo hemos llegado a esto?.

De momento yo renuevo, cada cierto tiempo, la exposición personal que cuelga en las paredes de mi casa, al menos me reconfortan.

Un abrazo

Jaime dijo...

Cada uno tienes sus porqués del motivo por el que hace las cosas. Yo te contaré el mío.
Facebook: Creo que tengo unos sesenta amigos más o menos, mas unas cuantas páginas que sigo. ¿Para qué quiero más si es que me sobran la midad aunque me faltan otros que me gustan?¿Para qué quiero gastar horas en ver fotos (con todo mi respeto) de gente que no me gusta lo que hace, sólo porque haya que considerarlos autores famosos (del feisbuc)...sólo porque está guay tener 2000 amigos en facebook? Yo no gasto el tiempo en eso.
Sería un disparate que me 'tuvieran' que gustar porque le gustan a mucha gente...fotos de astronomía, de bichos, de reportaje social, de periodismo deportivo, de viajes, de bodas, de pajas mentales varias,de abajo de mi ventana...¡QUÉ ESTRESS!
Con respecto a lo de la difusión y el reconocimiento...fíjate que la penúltima foto que subí a feisbuc, una de un maniquí que a mí me gusta mucho, no tuvo ni un 'me gusta' ni nada. Pensé: pues entonces debe ser más buena de lo que pensaba.
El blog: Subo fotos que me gustan a mí, sin más intención. Es un error poner fotos que crea que le vayan a gustar a los demás.

Hago fotos de lo que me gusta, pongo lo que me apetece en cada momento y poco más. Es absurdo esperar más de eso.

Lo mejor de este mundillo es que de tarde en tarde conoces a gente mu apañá! ;-)

Jaime dijo...

Jo, macho, si siembras ladrillos recogerás hormigoneras Ja,ja,ja!

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
altairbejar dijo...

Lo bueno de compartir fotos es compartir experiencias, fotográficas o de otro tipo. Yo empecé poniendo foto diaria. Hoy me planteo en dejarlo en dos por semana, quizá incluso una.

El tema es el tiempo y las ganas. El tiempo para dedicarle a cada foto, a cada blog, y las ganas de comentar fotos que a veces te dicen algo pero otras no te dicen nada.

Los que me seguís sabéis que generalmente no comento cada entrada que ponéis, a veces no me gustan, a veces no tengo tiempo y a veces simplemente con ver la pequeña miniatura de la lista ni siquiera entro. No lo hago por nada en especial, el tiempo es el tiempo y, como mucho, si quiero dedicar un poco de tiempo a cada una, puedo pasar por 10 blogs y comentar en cinco de ellos. Si algún día me veo apurado de tiempo siempre está el socorrido +1 de Google+.

Y la que hablamos de redes sociales... en Google+ sigo a gente que conozco, aunque solo sea por aquí pero que llevo siguiendo desde antes por la lista de blogs, o a fotógrafos que me gusta lo que hacen. No intercambio normalmente seguimientos, me da que poco ganamos con hacer eso. Solo lo hago si el que me sigue hace algo que me gusta de verdad verlo de vez en cuando.

Vaya tostón... Por cierto, me encanta tu foto de hoy.

Un abrazo.

Martin Gallego dijo...

Andrés, creo que la fotografía es tu manera de ver la vida en perspectiva.
Sabia elección, por cierto.
Un abrazo.