Un año de luz

Al nacer él, nació también una madre, un padre y una familia. Rápidamente cambia la percepción de lo que tiene y no tiene valor en la vida. Rápidamente se convirtió en nuestro mayor tesoro, uno que sólo se compra con el amor y el cariño.

Rápidamente notas como dejas de ser tú mismo para ser una extensión de él, como un apéndice suyo muy a modo de ángel de la guarda. Rápidamente sustituyes todas las prioridades por cada una de las suyas. Rápidamente tu casa no es casa sino hogar.

Rápidamente el olor de las estancias está inundado de él. Rápidamente notas el cosquilleo de la felicidad, ése que sólo se siente ante importantes eventos siempre inmateriales, necesariamente. Rápidamente notas a su alrededor un aura de energía dulce que lo envuelve todo y lo hace más bello.

Rápidamente tu vida flota sobre el Eine Kleine como lo hace un corcho sobre la mar. Rápidamente tus sueños vuelan a otra parte para dejar todo el espacio a sus sueños. Rápidamente dejas de sentir el frío en tus descalzos pies cuando lo acunas para calmar su llanto.

Rápidamente recuerdas los primeros momentos de luz, de su luz, cada vez que lo ves dormir plácidamente y recuerdas sorprendido ¡cómo pasa el tiempo!. Rápidamente tu mayor patrimonio deja de ser una casa hipotecada. Rápidamente tu felicidad está en sus ojos, su sonrisa...

Rápidamente te enamoras de cada uno de sus milímetros de piel, de cada uno de sus kilómetros de belleza. Rápidamente no eres tú. Rápidamente eres su padre. Y el hijo de sus abuelos. Rápidamente eres suyo entero. Rápidamente pasa un año. Rápidamente...

Pd: con la ilusión de un niño, escribo esto a mi HIJO y a su MADRE, con mayúsuculas, ¡Felicidades!

Felicidades también a Mª Azucena y Belén, a quienes el azar les hizo hija y madre el mismo día, a la misma hora, y de la misma forma. Hoy brindaré por la vida...